Tenemos un panorama que, es triste decirlo, es lamentable, por ello como peruanos nos apena que no haya gente de valor que aspire a ser nuestro Presidente para tener la seguridad que vamos a ser gobernados con eficiencia, calidad y honestidad transparentes.
Cuando nos detenemos a analizar a cada uno de los que postulan nos encontramos con una pobreza que acongoja y hasta desmoraliza. Por un lado, un candidato que nadie lo puede acusar de manejos turbios pero que su frivolidad no olvidada puede influir en su gobierno y dificultar el manejo de los problemas nacionales.
De otro, una dama que no entendemos cual es el mérito que tiene para postular y llegar al alto cargo de Presidente del Perú, pues no es una política destacada sino todo lo contrario y no le conocemos expresiones de intelectualidad.
Después, un ex alcalde que en determinado momento se le tenía por un hombre íntegro pero, los sucesos de Comunicore y una supervisión de sus obras, como que ha puesto en duda su honestidad ante la opinión pública.
También un ex comandante del Ejército, de oscurísimo nivel y sin ningún pergamino que exhibir y solamente conocido por usufructuar de las revueltas y de los reclamos que hace pero que no practica lo que predica, por lo que nos sobrecoge el pensar que haría de llegar a ser Presidente.
Y por último, un candidato que tiene pergaminos, que sería el ideal para conducir el Perú pero que, lamentablemente, a nuestro concepto nunca va a llegar a la Presidencia, porque en nuestro país las elecciones no las deciden los sectores inteligentes y preparados sino la masa, los conos, es decir, la gente de escasa preparación.
No hay que olvidar que en esta carrera de candidatos, muchos no tienen en cuenta la calidad del postor sino la fuerza que puede tener para llegar, fuerza que es acrecentada por los que los apoyan y que en buena cuenta son inversores, con la seguridad de recuperar su dinero con intereses exorbitantes que escapan a la imaginación, conforme lo hemos visto a través de muchos años, y por supuesto, que es un secreto a voces.
Ya no es el proceso eleccionario uno en el cual se barajan posibilidades dentro del marco de la honradez para beneficio del país; ahora es todo lo contrario, porque a muchos no les importa el grado de preparación que tengan, lo que les interesa es llegar al poder y de ahí empezar la repartija.
Por eso, amigo lector, cuando vaya Ud. a votar, piense serenamente y como peruano, y opte por su conciencia y no por su conveniencia, por lo que le hace bien al Perú, de lo contrario no nos quejemos después que un improvisado y sin ninguna preparación, y con muchas "deudas que pagar", pueda llegar a gobernarnos y ya sabemos para quien es el perjuicio.
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